miércoles, 4 de noviembre de 2015

La Red de Instituciones Larenses… ¡en acción! – Sentido común - EL IMPULSO noviembre 4, 2015

La Red de Instituciones Larenses… ¡en acción! – Sentido común


   


“El sentido común, generalmente, es el menos común de los sentidos”. Anónimo.
Realmente se tiene que ser demente para no aceptar la realidad de la situación extrema a la cual ha llegado el país.
Para entender lo que pasa debemos analizar los errores cometidos desde el momento mismo en que se creyó en las promesas mesiánicas que transformarían la actitud de los venezolanos, que ya mostraba signos de decadencia; aunque la genética misma nos ha impuesto la preservación de los principios y valores que nos han caracterizado.
Enjuaguemos nuestras lagrimas para poder ver el futuro, aguantemos nuestras náuseas y respiremos profundo; como quien busca al último halito de vida. Reconozcámonos los uno a los otros. Recobremos el precepto fundamental que, a mi modo de ver, determina el génesis de las leyes: “Nuestros derechos terminan donde comienza el de los demás.”
Los venezolanos tenemos que cumplir con la sagrada responsabilidad de valorarnos, de valorar nuestros esfuerzos y tener presente que lo que fácil llega, fácil se va. La prueba a la cual hemos sido sometidos por espacio de dieciséis interminables años ha servido de purificación; tal cual se purifica el hierro cuando a través de muy altas temperaturas se convierte en acero.
La prueba ha sido dura, muy dura, y el carnaval electoral parece opacarla haciéndonos olvidar las 24.980, presuntas, muertes violentas ocurridas hace apenas unos meses; cuantificadas el año pasado; y que deberían tener un número aproximado de homicidas condenados o en proceso de juicio. Pero, supongo, que están en libertad y forman parte de la delincuencia que nos mantiene sometidos a un toque de queda permanente; a la zozobra de que no hay hora para ser amenazados de hurtos, robos, secuestros, etc., De las expropiaciones, confiscaciones e invasiones a la propiedad que a veces representa el resultado del trabajo de nuestros ancestros; hecho con honestidad, tesón y perseverancia. Actos realizados, por aborrecibles delincuentes, en flagrante violación a la Constitución Nacional, a las leyes y reglamentos nacionales; y a tratados internacionales. Algunas veces alegando el derecho al trabajo y el derecho a poseer una vivienda digna pero, sin la dignidad de merecerla, en clara y demostrada transmisión de responsabilidades personales al Estado venezolano.
Es evidente la destrucción del aparato productivo del país; el primer ataque implacable lo sufrió la producción primaria, las principales fincas productoras de alimentos fueron arrasadas despiadadamente, aparentemente, con la aplicación del vulgar proverbio: “Lo que nada nos cuesta hagámoslo fiesta.”
Así mismo, ya se habla del supuesto despilfarro y del asalto al erario público que sobre pasa la exorbitante cantidad del trillón de dólares.
El aumento de la población estudiantil, por sus presuntos resultados, se puede decir que ha ido en detrimento de la calidad de la enseñanza.
Pero, esto son unos pocos ejemplos que hago a fin de llamar a reflexión a algunas personas que por, aparente, apetencia de poder y/o de posiciones personalistas debilitan las posibilidades del triunfo que conllevaría a la rectificación del rumbo del país; en franca posibilidad de comenzar con la recuperación de la calidad de vida de todos los venezolanos.
Para lograr preservar la productividad y bienestar de la nación bajo el imperio de las leyes, en libertad y democracia, es imprescindible la sensatez y la unión ineludible en el ¡voto consciente!

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