LA RED DE INSTITUCIONES LARENSES… ¡EN ACCIÓN!
¡PA´ LANTE!
(…) “En síntesis, el
Colegio de Ingenieros de Venezuela estima necesario el establecimiento de un
estado de cosas que garantice al ciudadano la seguridad personal y demás
derechos humanos; y a la colectividad, el sosiego social indispensable para la
revalorización de las instituciones mediante el acatamiento de la genuina
voluntad popular; de modo que se haga posible que el conglomerado civil aporte
su natural contingente para conducir a Venezuela por el camino del
engrandecimiento moral y material a que tiene derecho.”
Manifiesto de los
ingenieros- Caracas 15 de enero de 1.958.
Simón Alberto
Consalvi - 1957 El año en que los venezolanos perdieron el miedo.
La denominada Tierra de Gracia históricamente ha sido
arrasada por conquistadores, Guerra de Independencia, dictaduras, invasiones
dirigidas por gobernantes de países que se dicen hermanos; por montoneras, por asaltantes de caminos e
incendiarios de pueblos y sabanas, por algunos politiqueros, por delincuentes que emboscaban a nuestros
soldados y a policías y… los asesinaban de manera inmisericordemente
traicionera. Pero, como el Ave Fénix, los hijos de la Madre Patria, que han
superado la ignorancia y a la manipulación corrupta y artera, han hecho
resurgir a la nación desde sus propias cenizas y le han regalado a sus
conciudadanos días de paz, armonía, progreso y prosperidad.
“Venezuela, como integrante de la comunidad de naciones que
luchan por la libertad y la democracia, debe asegurar a todos sus ciudadanos el
pleno goce de los derechos humanos. Es imprescindible jerarquizar los problemas
nacionales dando primacía a aquellas soluciones que contribuyan directamente a
elevar la moral de los venezolanos.
Es labor de Patria fundamental, y urgente en el momento
actual, elevar, moralizar y dignificar la educación nacional, y en consecuencia
debe dársele el debido respeto, impulso y apoyo. En el caso de las
Universidades debe dárseles la autonomía y facilidades necesarias para cumplir
a cabalidad con su función ductora.
Los venezolanos de hoy tenemos ante las generaciones futuras
el ineludible e inaplazable deber de lograr una mejor y más proba inversión de
los recursos del país, muy especialmente de la no renovable riqueza petrolera. Es
oportuno particularizar en el caso de las obras materiales que se realizan con
los fondos públicos, en cuyos casos se estima que deben cambiarse los conceptos
y métodos imperantes, puntualizándose en las siguientes directrices de sana
administración:
Que se sometan a la libre y sana crítica los planes de obras
públicas, a fin de que los organismos capacitados de la Nación puedan emitir
opinión sincera y ponderada sobre su orden de urgencia, necesidad y medios de
ejecución, ejerciendo así su función natural orientadora de la opinión pública.
Tendiendo a hacer un uso más sensato y realista de la efímera bonanza económica
producida por el uso de los recursos perecederos del país.
La probidad en la concesión de contratos, de manera que la
calidad y precios justos de las obras readquieran su debida importancia, y el
establecimiento de métodos que aseguren la desaparición de tramitaciones
ilícitas.” (Fuente: Manifiesto de ingenieros-Caracas: 15-01-1958.)
Estas palabras parecen decirnos que caímos en un limbo donde
perdimos un preciso lapso en la vida del venezolano común. Se podría aceptar
como plenamente valida la guía expresada, en un manifiesto, por EL COLEGIÓ DE
INGENIEROS DE VENEZUELA hace ya 55 años; la cual fue aprobada por unanimidad.
Todo hace presumir que comenzamos un ciclo con plomo en el
ala; como dice el proverbio popular. Los inmensos ingresos monetarios
provenientes de la extracción petrolera no han sido suficientes para lograr el
bienestar de la población que ha vivido una ilusión durante los últimos 14
años. Los graves problemas que aquejan al país no se han podido solucionar y,
por el contrario, en algunos casos se han agravado.
Debemos parar y recuperarnos de la caída en la producción
agropecuaria; debemos generar empleos en las fuentes formales; en la industria y
el comercio…
Los integrantes de la Red de Instituciones Larenses somos
optimistas y estamos prontos a colaborar, analizando los problemas y aportando
soluciones, en la medida que lo requieran las autoridades a quienes les compete
lograr el bienestar de los ciudadanos, tal cual lo expresan la Constitución
Nacional, las leyes y reglamentos del país.
Abrazándoles con fe y
amor por la patria, les deseamos… ¡Feliz Año!
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